El papa Benedicto XV concedió en 1921, a petición del cardenal Mercier, el oficio y la Misa de Santa María Virgen Medianera de todas las gracias, para que se celebrara el 31 de mayo en toda la nación belga. La Sede Apostólica otorgó estos mismos textos a muchas otras diócesis e institutos religiosos con lo cual la conmemoración litúrgica se hizo casi general.
Entre otros muchos, la Iglesia honra a la Virgen María con dos títulos:
– Madre de la gracia porque llevó en su seno virginal al Dios y hombre verdadero y nos dio al mismo Autor de la gracia, Jesucristo nuestro Señor.
– Medianera de la gracia porque estuvo asociada a Cristo en la obra de procurarnos la redención.